A LA ESPERANZA,
I
Esperanza
inmortal, genio
que aguardas
al eterno Mesías, del que
sabes
que nunca llegará, tú la que
guardas
a tu hija la fe con siete
llaves
y que ante la razón no te
acobardas
si no haces a los corazones
aves
para volar sobre las nubes
pardas
de la fosca verdad, ya en mi
no cabes
huérfano me he quedado de tu
abrigo,
y ahora lucho sin ti por si
consigo
luchando así a las ciegas
olvidarte.
II
Pero no tu, inmortal
por siempre duras
pues vives fuera de nosotros
Santo
Espíritu de Dios en las
honduras,
y has de volver bajo tu
eterno manto
a amparar nuestras pobres
amarguras,
y a hacer fructificar nuestro
quebranto
solo tú del mortal las penas
curas.
solo tu das sentido a vuestro
llanto
Yo te espero, sustancia de la
vida,
no he de pasar cual sombra
desvaída
en el rondón de la macabra
danza,
pues para algo nací, con mi
flaqueza
cimietos echaré a tu
fortaleza
y viviré esperándote, ESPERANZA!
Miguel de Unamuno
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